La derecha de España ve una oportunidad en el debate sobre la Conquista
MADRID — En una carta a los obispos mexicanos el mes pasado, el papa Francisco hizo un llamado para reflexionar sobre la historia del país, en …
MADRID — En una carta a los obispos mexicanos el mes pasado, el papa Francisco hizo un llamado para reflexionar sobre la historia del país, en especial el papel de la iglesia católica e instó a los miembros del clero a “reconocer los errores cometidos en el pasado, que han sido muy dolorosos”.
Pero no fue en México donde sus comentarios suscitaron controversia sino en España, donde la derecha pronto salió a defender el papel del país, junto con la Iglesia, en la Conquista de América, hace más de 500 años.
Isabel Díaz Ayuso, la presidenta conservadora de la Comunidad de Madrid, dijo que le sorprendía que “un católico que habla español hable así”, y añadió que España había llevado la “civilización y la libertad” a América. Un expresidente del Gobierno dijo que se enorgullecía de la Conquista.
Las reacciones, la víspera de la celebración del 12 de Octubre, la versión española del Día de Colón que se celebra en Estados Unidos, tuvieron menos que ver con la historia que con ilustrar el momento político actual de España: ¿Cuán lejos deberían los conservadores del país llegar en su nacionalismo para intentar aumentar su popularidad?
La interrogante es particularmente preocupante en un país aún atribulado por la memoria no tan lejana de la dictadura de Francisco Franco. Aquel gobernó hasta su muerte, en 1975, atizando el sentimiento nacionalista con símbolos reverenciados como la cruz, la bandera y los toros.
El Partido Popular de Ayuso fue fundado hace décadas por políticos del régimen franquista que querían dar vuelta a la página. En términos de nacionalismo eran muy cautos, recelosos de suscitar cualquier acusación de que intentaban volver al pasado.
José Manuel García-Margallo, quien fue ministro de Asuntos Exteriores en el gobierno del Partido Popular a mediados de la década de 2010, dijo que el partido debe mantenerse en un punto medio o se arriesga a perder el rumbo.
“Esa es nuestra misión en este momento: volver a ocupar el centro”, dijo.
La reciente retórica de la derecha ha llamado la atención de los políticos de izquierda, que dicen temer que el centro conservador de España se esté volviendo más extremo, como sucedió cuando el Brexit y Donald Trump se convirtieron en parte de la cultura conservadora en Reino Unido y Estados Unidos.
“El trumpismo ha tenido una influencia muy importante, no solo en América, sino también en Europa y España”, dijo Manuela Carmena, jueza jubilada y exalcaldesa de izquierda de Madrid.
Durante muchos años, el Partido Popular “tenía dos almas claras”, dijo: una moderada y la otra no tanto. Y, dijo, el lado extremo ha ido ganando terreno.
El Partido Popular ha estado fuera del poder desde la destitución en 2018 del presidente del Gobierno Mariano Rajoy. Mientras tanto, el socialista Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, ha avanzado con un gobierno de minoría conformado por partidos de izquierda, una coalición que ha sobrevivido la pandemia y ha resultado ser más duradero de lo que muchos anticiparon.
El Partido Popular ha pasado gran parte de los últimos años defendiéndose de una serie de casos de corrupción, que han involucrado a un ex tesorero y a anteriores presidentes de Gobierno. Pero tal vez el principal desafío del partido ha sido el advenimiento de la extrema derecha en forma de un partido nacionalista llamado Vox.
Fundado en 2013 por un político que se separó del Partido Popular, Vox se ha adentrado profundamente en los tabús nacionalistas de España y,en ocasiones, ha defendido a Franco. Sus posturas antiinmigrantes, que los críticos califican de racistas, suscitan elogios de figuras como Stephen K. Bannon, ex asesor del expresidente Donald Trump, que también ha asesorado a Vox.
El crecimiento del partido —ahora es la tercera fuerza en el Parlamento nacional— ha preocupado a algunos políticos veteranos que temen que los conservadores cada vez están más tentados a seguir a Vox en una dirección más de derecha.
El domingo, Pablo Casado, presidente del Partido Popular, estableció la plataforma del grupo en un ardiente discurso en una plaza de toros. Sorprendió a algunos analistas con su tono más duro hacia la inmigración, el aborto y elmovimiento separatista en la región de Cataluña.
Venimos a “resetear el desastre de los radicales del Gobierno”, dijo en referencia a lo que llamó “trienio negro”.
El pronunciamiento más reciente del papa sobre México, en una carta del mes pasado, no fue la primera vez que Francisco intenta enmendar el papel que tuvo la iglesia en la colonización del continente americano, durante la cual fueron esclavizados y convertidos forzosamente a la fe católica los pueblos indígenas y africanos. En 2015, ofreció una disculpa pública histórica durante una visita a Bolivia, en la que expresó arrepentimiento por los “graves pecados” de la iglesia cometidos contra los pueblos originarios durante la Conquista.
Pero esta era la primera vez que sus comentarios sobre el tema resultaron tan políticos en España.
Pedir perdón es “parte de la cultura de la cancelación, el destruir la historia de las naciones de la que nosotros estamos muy orgullosos”, dijo Jorge Buxadé, uno de los principales líderes de Vox.
Una de las primeras personas en opinar sobre las declaraciones del papa fue Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid y tal vez la más poderosa figura en ascenso en el Partido Popular, conocida por sus comentarios polémicos.
Luego José María Aznar, expresidente del Gobierno, defendió la Conquista española durante la convención nacional del partido la semana pasada.
“Yo estoy dispuesto a sentirme muy orgulloso, pero no voy a pedir perdón”, dijo sobre la época colonial.
Era un tema del que los líderes de su partido no hablaban mucho en el pasado. Pero sí lo han hecho los dirigentes de Vox, dando la impresión de que el Partido Popular intentaba aprovechar el tema para aumentar su apoyo.
En una entrevista en su oficina esta semana, Ayuso dijo que defender la conquista de América por parte de España no tenía nada de radical. Culpó a quienes impulsan el debate histórico de promover una suerte de política identitaria de izquierda, que para ella es la principal fuente de la división del país.
“Hay algunos políticos que pretenden que se revise la historia del legado de España en América y, sobre todo, da la sensación de que hay que culpar a los españoles por un supuesto pecado original”, dijo.
Ayuso ofreció su propia visión de cómo sería un gobierno conservador, basado en las ideas del libre mercado y un entendimiento de que el Partido Popular es una “casa común donde están unidos allí liberales, conservadores, personas más influidas por el humanismo cristiano”.
Pero dijo que las guerras culturales del país no la amedrentaban. Ayuso dijo estar frustrada con las feministas españolas, que dijo no reconocían que los hombres también pueden ser blancos del sexismo. También se ha molestado con los activistas LGTBQ y las defensoras del derecho a abortar.
Aunque comentó que no siempre está de acuerdo con Vox, elogió al partido nacionalista por formar una coalición gobernante junto con ella en la Comunidad de Madrid.
“Yo creo que se confunde la firmeza con el extremismo”, dijo de sus posturas. “Y uno tiene que tener claro qué quiere ser”.
Dado que no hay indicios aún de cuándo se convocarán las próximas elecciones nacionales en España, aún es muy pronto para saber si el Partido Popular se uniría con Vox para gobernar al país como ha hecho Ayuso a nivel regional en Madrid. Casado tiene un largo pleito con Santiago Abascal, el líder de Vox, y ambos bandos han expresado su interés por atraer a los votantes del otro.
Pero Buxadé, representante de Vox ante el Parlamento Europeo, felicitó a Ayuso, diciendo que había mostrado su capacidad para llegar a algunos acuerdos favorables para el partido.
Mientras Vox se preparaba para conmemorar el papel de España en la conquista de América durante el feriado nacional de la próxima semana, Buxadé dijo que apreciaba el rechazo a los comentarios del papa.
Pero el debate ha dejado perplejos a los historiadores.
Si España debe pedir disculpas a México era irrelevante, dijo Josep Maria Fradera, historiador del colonialismo español en la Universidad Pompeu Fabra en Barcelona, al observar que ninguno de los dos países existía como estado nación durante el siglo XVI.
Fradera dijo que los políticos españoles deberían dedicar tiempo a intentar comprender mejor la historia, en lugar de usarla como ficha política.
“Es otra forma de reforzar esa forma peor de nacionalismo español”, dijo.
Colabboraron con la reportería @Roser Toll Pifarré en Barcelona y José Bautista en Madrid.