‘Es decepcionante’: cubanos critican la estrategia de Biden
Entre muchos cubanos, el mandato del presidente Joe Biden generó expectativas de un regreso a la época de Barack Obama, cuando Estados Unidos …
Entre muchos cubanos, el mandato del presidente Joe Biden generó expectativas de un regreso a la época de Barack Obama, cuando Estados Unidos buscaba enterrar el último vestigio de la Guerra Fría al restablecer las relaciones diplomáticas con La Habana y pedir el fin del embargo.
En cambio, Biden está implementando una línea más dura con Cuba que su predecesor, el expresidente Donald Trump, quien endureció las restricciones a los viajes y las transacciones financieras.
La isla se convirtió en una de las primeras crisis de política exterior para la gestión de Biden después de que los cubanos salieran a las calles para denunciar a su gobierno autoritario y la escasez de alimentos y medicinas que se exacerbó por la pandemia. El inusual acto de rebelión fue sofocado con la mayor represión contra la disidencia que se ha visto en una generación.
La Casa Blanca impuso nuevas sanciones contra funcionarios cubanos en las últimas semanas en respuesta al arresto de cientos de manifestantes que salieron a las calles en ciudades de la nación isleña el 11 de julio. Biden también pidió a expertos del gobierno que elaboren planes para que Estados Unidos amplíe de manera unilateral el acceso a internet en la isla y se ha comprometido a incrementar el apoyo a los disidentes cubanos.
“Escuchamos los gritos de libertad que vienen de la isla”, dijo Biden durante una reunión reciente con cubanoestadounidenses en la Casa Blanca. “Estamos haciendo que el régimen rinda cuentas”.
Para muchos cubanos que habían visto la elección de un presidente demócrata como un motivo para regresar a la normalización de las relaciones, con más vuelos a la isla y más canales para enviar dinero en efectivo, medicinas y alimentos a sus seres queridos, el enfoque de Biden ha sido un golpe duro.
“El mes pasado fue muy, muy difícil de soportar”, dijo Manuel Barcia Paz, un académico cubano en el Reino Unido, que ha tenido problemas para enviar dinero a sus padres enfermos en Cuba.
Muchos cubanos en el país y en el extranjero esperaban que Biden y su homólogo cubano, el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, tomaran medidas para volver al lento y vacilante proceso de normalización de las relaciones.
El gobierno de Obama se embarcó en ese camino a fines de 2014, luego de meses de negociaciones secretas que incluyeron un intercambio de prisioneros. Obama argumentó que facilitar que los estadounidenses viajaran a Cuba e invirtieran en su incipiente sector privado tenía más posibilidades de promover transformación económica y política en la isla que la política de cambio de régimen que Washington ha seguido desde la década de 1960.
Los expertos cubanos y los funcionarios del gobierno estadounidense dicen que el cambio de política de Biden refleja la influencia ascendente del senador Robert Menendez, quien como presidente del Comité de Relaciones Exteriores ejerce un enorme poder sobre los candidatos a diversos cargos gubernamentales y otras prioridades de la administración.
Menendez, hijo de inmigrantes cubanos que fue un ferviente crítico de la estrategia de Obama hacia la isla, ha disfrutado al ver a un nuevo presidente demócrata que, en gran medida, ha endurecido las relaciones.
“No repitamos los errores del pasado”, dijo Menendez en un discurso en el Senado la semana pasada, en el que elogió a Biden y pidió un conjunto de medidas aún más estrictas. “No seamos víctimas de mitos cansados”.
La última oleada de tensión se produce en un momento en que Estados Unidos tiene un personal reducido en su embajada en La Habana. La mayoría de los diplomáticos estadounidenses fueron evacuados en 2017 debido a enfermedades inexplicables sufridas por varios miembros del personal, lo que provocó graves problemas cognitivos.
Eso ha creado una enorme acumulación de solicitudes de visas de inmigrantes; actualmente los cubanos deben solicitar sus visas en Guyana, lo que, en una era de restricciones de viaje y vuelos reducidos, requiere una ruta tortuosa con escalas en Rusia, Turquía y Panamá.
“Pensamos que se le habría ocurrido alguna manera de manejar todo esto”, dijo Yaite, una madre de dos hijos de 26 años, sobre Biden. Lleva más de un año esperando una cita para la visa y pidió que no se publicara su apellido por temor a represalias.
“Ha sancionado a la policía, pero seamos realistas: eso no les va a llegar”, dijo Yaite. “No les afecta en absoluto. Sus sanciones no cruzan el mar”.
Barcia, el académico, dijo que las últimas semanas han hecho que se enfurezca con el gobierno cubano por su represión a las protestas, pero también se siente frustrado por la respuesta estadounidense. El resultado de todo eso lo resienten de manera grave las familias comunes como la suya, dijo. Su padre se está recuperando de un derrame cerebral y necesita anticoagulantes; su madre está hospitalizada.
Cuando Estados Unidos endureció las restricciones sobre el envío de dinero a Cuba para evitar que el gobierno cobrara comisiones y limitó la cantidad de vuelos, se hizo difícil para los cubanos en el exterior ayudar a sus seres queridos en la isla.
“Estoy decepcionado con Biden, porque no ha hecho nada”, dijo Barcia, profesor de historia global en la Universidad de Leeds. “Tiene que haber una manera de mandar dinero a Cuba sin que el gobierno se lleve una gran parte”.
Antonio Camacho, dueño de Burner Brothers, una panadería en La Habana, forma parte de la nueva generación de empresarios que prosperó en medio del torrente de turismo e inversiones que inundó Cuba después de 2014. Ahora, las nuevas restricciones estadounidenses y la pandemia de coronavirus han destruido la industria del turismo, lo que dejó a los cubanos con poco dinero disponible para gastar en negocios como el suyo.
“Es decepcionante”, dijo Camacho sobre las acciones que ha tomado Biden. “Si hubiera continuado con el plan de Obama, habría sido realmente bueno hacer negocios, disfrutar de la apertura entre los dos países”.
Los líderes cubanos culpan de las privaciones en la isla, donde la escasez de alimentos y medicamentos ha empeorado durante la pandemia de COVID-19, al embargo, que es una red de leyes y regulaciones que comenzó en la década de 1960. Y señalan que el embargo es la razón por la que las principales reformas económicas, incluido el derecho a la propiedad y la gestión de una pequeña empresa, han sido frenadas por la burocracia y la interferencia estatal.
“El bloqueo te obliga a actuar como si te estuvieras defendiendo constantemente y analizando cuidadosamente cada paso que vas a dar, para que no te destruyan”, dijo Díaz-Canel en una entrevista en 2018, explicando el lento ritmo de los cambios que había adoptado el gobernante Partido Comunista.
Lillian Guerra, historiadora de la Universidad de Florida que se especializa en Cuba, no está de acuerdo con eso. Dijo que Díaz-Canel, un incondicional del partido que fue elegido para la presidencia por Raúl Castro cuando renunció en 2018, nunca ha mostrado el deseo de liderar cambios transformadores.
“Intentan hacer lo menos posible para reestructurar el poder de la sociedad con el fin de mantener el control”, dijo, argumentando que un nuevo periodo de tensión con Washington le da al gobierno un pretexto para tomar medidas drásticas. “Les permite seguir manteniendo a Cuba descalza, embarazada y aterrorizada por lo que podría suceder”.
Como consecuencia, miles de cubanos han salido de la isla. Entre octubre de 2020 y junio de este año, la Patrulla Fronteriza interceptó a 21.453 adultos cubanos solteros y a 4718 familias que intentaban ingresar a Estados Unidos por la frontera con México. Esas cifras representaron un aumento importante en comparación con las 12.502 personas y 1440 familias que fueron detenidas durante el año fiscal previo.
En lo que va del año fiscal, la Guardia Costera ha detenido a 618 balseros cubanos y los ha retornado a la isla. Se trata del número más alto desde 2017.
Hárold Cárdenas, un analista político que fundó La Joven Cuba, un sitio web que publica artículos y comentarios sobre la actualidad en Cuba, se encuentra entre los miles de cubanos que abandonaron la isla durante los últimos años.
“La gente de mi generación reconsideró la posibilidad de emigrar en diciembre de 2014 porque el camino que ofreció Obama nos permitió imaginar un futuro en la isla”, dijo Cárdenas, quien ahora vive en el área de Washington. “Esa esperanza ahora está muerta”.
Ernesto Londoño es el jefe de la corresponsalía de Brasil, con sede en Río de Janeiro. Antes fue escritor parte del Comité Editorial y, antes de unirse a The New York Times, era reportero en The Washington Post. @londonoe • Facebook
Frances Robles es corresponsal con sede en Florida, desde donde cubre también Puerto Rico y Centroamérica. Su investigación sobre el asesinato de un detective en Brooklyn llevó a la anulación de más de una docena de condenas por homicidio y fue merecedora de un premio George Polk. @FrancesRobles • Facebook